El poder real no está en palacio de gobierno, en donde se encuentra Dina Boluarte. Ese gobierno sobrevive en el abismo de la impopularidad.

Ese gobierno que estrena a Gustavo Adrianzén como nuevo premier aparenta gobernar el país. Es, en verdad, un espejismo de gobierno.

Aunque ya sea de perogrullo, el poder real está en el Congreso. En concreto, en la coalición criminal formado por Fuerza Popular, RP, Avanza País, APP, Podemos y PL. 

Eso ha quedado requeteconfirmado con la crisis política y la renuncia de Alberto Otárola. En efecto, dicha coalición ha utilizado como una cortina la decapitación de Otárola.

El sacrificio de la cabeza de Otárola eclipso la aprobación, este miércoles 6 de marzo, de la bicameralidad con la modificación de alrededor de unos 10 artículos de su Constitución.

¿Qué buscan con esa contrareforma política? La reelección de los actuales congresistas en la futura cámara de senadores. O sea, quieren seguir en el Congreso.

Y el día jueves 7, al parecer con los votos necesarios, van por la destitución de los magistrados de la JNJ, un objeto anhelado de su plan de copamiento de todas las instituciones.

De lograr la destitución, el Perú se convertirá en una dictadura criminal o una narcodictadura. Será la concresión de un neofujimorismo sin Alberto Fujimori en palacio.

¿Por qué es fundamental el golpe contra la actual JNJ? El control de este organismo constitucional les permitirá tomar el JNJ, la ONPE y la Reniec. ¿Qué más? El fraude electoral modelo 2000.

Solo así podrá ganar "limpiamente" las elecciones la señora K.